viernes, 29 de julio de 2011

Extraños volcanes en la cara oculta de la Luna

Las poderosas cámaras de una sonda de la NASA dedicada al estudio de nuestro satélite natural en órbita a tan solo 50 kilómetros de su superficie, han descubierto una extraña zona volcánica en su cara oculta. El hallazgo arroja luz por fin sobre este «punto caliente» que ya había sido detectado con anterioridad pero que hasta ahora resultaba inexplicable. Los científicos creen que esta pequeña «provincia» volcánica pudo haber sido creada por el afloramiento de magma silícico. Su inusual ubicación y la sorprendente composición de la lava pueden ofrecer nuevas pistas sobre la historia de la Luna y cambiar algunas creencias establecidas sobre su formación geológica.

El «punto caliente», que alberga una concentración del elemento radiactivo torio, es una extensión en forma de «ojo de buey» de 25 a 35 kilómetros de longitud, situada entre dos cráteres de impacto gigantescos y muy antiguos. Fue detectado por primera vez en 1998 y desde entonces se le conoce como anomalía de torio Compton-Belkovich, en honor a los nombres que reciben los cráteres.

Las observaciones recientes han permitido a los científicos distinguir las rasgos de los volcanes en el centro de ese «ojo de buey». Y se trata de un vulcanismo silícico mucho más raro del que ya se conocía en la Luna. Tanto, que la existencia de esta zona volcánica obligará a los científicos a modificar algunas de sus ideas sobre la historia de la Luna

El vulcanismo lunar es muy diferente del terrestre, algo que se debe a la particular formación del satélite. La Luna, que se cree que fue creada cuando un cuerpo del tamaño de Marte chocó contra nuestro planeta hace 4.500 millones de años, era originalmente un mundo infernal cubierto por un océano de roca fundida de 400 kilómetros de profundidad. Pero como la Luna era pequeña y no tenía atmósfera, ese océano de magma se enfrió rápidamente, en unos 100 millones de años. Esto evitó que se formara la tectónica de placas que sí existe en nuestro planeta.

Durante ese proceso, los minerales ligeros como el feldespato cristalizaron y flotaron en la parte superior para formar las tierras altas lunares, mientras que los minerales más pesados ricos en magnesio se hundieron formando la parte exterior del manto lunar. Hace unos 3.000 ó 4.000 años, se produjo una ola de actividad volcánica y la lava basáltica salió a la superficie, llenando antiguos cráteres de impacto. Pero lo hizo de forma desigual, lo que para los científicos ha resultado un misterio. La superficie de la Luna parecía dividirse solo en dos categorías: el territorio duro de los mares y el ligero de las montañas.

Los científicos comenzaron a sospechar que las cosas no eran tan sencillas en el año 2000, cuando Joliff y sus colegas encontraron zonas geológicas distintas. Una de ellas era otro «punto caliente» inmenso, denominado Procellarum Kreep (PKT), que contenía torio y otros elementos radiactivos, como potasio y uranio. Al enfriarse el magma, estos elementos no cristalizaron y formaron bolsas entre la corteza y el manto, lo que pudo provocar un vulcanismo intensivo diferente.

miércoles, 27 de julio de 2011

VIAJAR EN EL TIEMPO...NO ES POSIBLE

Un equipo de físicos japoneses acaba de echar por tierra la fabulosa posibilidad, hasta ahora solo parte de las tramas de las historias de ciencia ficción, de viajar en el tiempo. Experimentos realizados en los últimos años sugerían la eventualidad de que los fotones, las unidades de luz, tomadas de forma individual, podían superar la misma velocidad de la luz en su conjunto, pero los investigadores han confirmado que este salto en las reglas del Universo no es posible. Y si esto no es posible, por mucho que duela a los más entusiastas, tampoco lo será viajar al pasado o al futuro.

Durante la investigación, los científicos, hicieron pasar pares de fotones a través de un vapor de átomos a unas 100 millonésimas de grado sobre el cero absoluto, la temperatura más baja de Universo. Y resultó que los fotones individuales cumplían con los límites de la velocidad de la luz en el vacío, lo que significa que siguen el principio de causalidad establecido por la teoría de la relatividad de Einstein, por el que el efecto no puede suceder antes de su causa.

Einstein afirmaba que la velocidad de la luz imponía la ley del tráfico del Universo: nada puede viajar más rápido que la luz. El estudio demuestra que un único fotón también obedece esa ley. Para el profesor Du, uno de los investigadores, el fracaso individual de los fotones «cierra el debate» de la velocidad que pueden adquirir estas partículas. Además, la investigación puede proporcionar nueva información en los estudios sobre transmisión cuántica.