jueves, 28 de octubre de 2010

Extraño punto caliente en un planeta fuera del Sistema Solar

El telescopio espacial Spitzer de la NASA ha descubierto un extraño punto de calor en un planeta situado fuera del Sistema Solar, en la constelación de Andrómeda, a 44 años luz de la Tierra. El planeta,Upsilon Andromedae b, es un gigante del tipo «Júpiter caliente», llamado así por sus altísimas temperaturas y su constitución gaseosa. Lo extraño del caso, el misterio que los científicos no aciertan a explicarse, es que esa zona de calor extraordinario está situada en una parte del planeta en la que no debería estar, lejos de la exposición a su estrella, lo que contradice todas las teorías conocidas.

En teoría, la parte más caliente de estos planetas gaseosos debería encontrarse directamente bajo la cara expuesta a su estrella, pero observaciones previas han demostrado que estos puntos calientes se pueden desplazar ligeramente debido a que los fuertes vientos desplazan el material gaseoso que se encuentra alrededor. Hasta aquí todo es comprensible.

Sin embargo, la nueva zona descubierta en este «Júpiter caliente» pone en tela de juicio esta teoría. Con el uso del sistema de infrarrojos del Spitzer, los astrónomos recogieron datos del planeta durante cinco días en febrero de 2009, tiempo suficiente para ver el giro completo de Upsilon Andromedae b alrededor de su estrella, que le lleva 4,6 días. De esta forma, descubrieron que el punto caliente del planeta se encuentra muy alejado del resplandor de la estrella, algo así como ir a la playa a última hora de la tarde para sentir el máximo calor.

Los científicos han analizado un buen número de explicaciones posibles para este fenómeno: vientos supersónicos que hayan calentado el material, interacciones con estrellas magnéticas... Los astrónomos esperan que, a medida que el Spitzer realice nuevas observaciones y más «Júpiter calientes» sean examinados, estos misteriosos planetas puedan acaben por desvelar sus secretos.

El telescopio espacial Spitzer de la NASA fue el primero en observar directamente fotones de un exoplaneta, un planeta que orbita una estrella que no es nuestro Sol. Desde entonces, junto al también observatorio espacial Hubble, ha estudiado la atmósfera de numerosos Júpiter calientes, encontrando agua, metano, dióxido y monóxido de carbono. Lanzado el 25 de agosto de 2003 desde el Centro Espacial Kennedy, su trabajo en infrarrojos ha ayudado a detectar numerosos objetos espaciales, y a comprender más sobre la composición y la estructura del Universo

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